Niños mal comedores

Niños mal comedores

Los pediatras diferencian entre niños con nulo interés de los selectivos y los que tienen aversión por la comida.

Una de las cuestiones que más atienden los pediatras en sus consultas son dudas y problemas que hacen referencia a niños mal comedores. De hecho, casi un 50% de los niños no come bien. Por ello, en el marco del XXV Congreso Nacional de la Sociedad de Pediatría Extra hospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), los pediatras abordaron este tema con el objetivo de debatir sobre la situación y poner en común los últimos avances.

Los especialistas destacan la importancia de diferenciar entre los niños que tienen nulo interés por la comida de los selectivos y de los que tienen aversión por la comida, ya que a menudo lo que ocurre es que el niño no cumple las expectativas de los padres y altera a veces notablemente- la vida familiar, sostiene el doctor Venancio Martínez, miembro de SEPEAP y pediatra en el Centro de Salud de El Llano, de Gijón.

Habitualmente, los niños que más dificultad presentan a la hora de comer son los menores de tres años, los cuales pueden tener fuertes preferencias alimentarias que limitan el número de alimentos que ingieren, comen lentamente o lo hacen con berrinches, vómitos o tirando la comida y los cubiertos.

En ocasiones si persiste el problema, pueden surgir situaciones que pueden acompañar a los problemas de alimentación, como aversiones alimentarias sensoriales: rechazo al sabor, la textura, la temperatura o el olor de determinados alimentos; neofobias por el rechazo a la introducción de nuevos alimentos; miedo al atragantamiento o fobias específicas relacionadas con un trauma orofaróngeo; y la deficiencia nutricional (de hierro y zinc), sin dóficit de crecimiento, incluso con sobrepeso.

El rechazo a la comida puede ser la única manifestación de un importante número de enfermedades, no sólo digestivas, sino también de tipo neurológico, genético, infeccioso y cardiológico. Por esta razón, los pediatras consideran importante conocer y valorar las prácticas de alimentación y así poder conocer los mecanismos genéticos y ambientales que motivan una selección de determinados alimentos.

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