Al rico helado

Al rico helado

Llega el verano y con él los helados, pero ¿son alimentos con valor nutricional?

Los helados son muy bien aceptados por los niños, en general. Para sacarlos del consumo como mero capricho y que sean una ayuda para los padres que quieren tener bien alimentados a los niños podemos tener varias cosas en cuenta.

En primer lugar recordar que existen diferentes tipos de helados: sorbetes, en batido, mantecados o helados de crema y los helados artesanos, que son los que más nos pueden ayudar en caso de que deban aportar una comida más completa, si queremos utilizarlos como merienda, por ejemplo.

Cuidado con los colorantes

Los sorbetes son un buen tipo de helado a consumir para mitigar la sed. Su valor nutricional es escaso cuando la base de su elaboración es hielo, azúcar y colorantes. Es lo que llevan los tipo “flas”. Cuanto más se parecen a las bebidas carbonatadas son de peor calidad, por ejemplo, los de cola, limonada, naranjada.
Atención a los colorantes. Todos los helados llevan en su envase la composición. Los fabricantes europeos están obligados a ello. Cuando viajamos, podemos ir a zonas exentas de estas obligaciones. Si nuestros hijos son alérgicos, es mejor elegir marcas que existan en nuestros países de origen, cuyos envases presentarán una etiqueta, aunque la composición puede variar.

Hay sorbetes de mejor calidad, que aportan una base de puré de frutas. Pueden ser útiles para consumir en un postre o entre horas, pues no quitan tanto el apetito como los de base láctea.

Evitar las “trans”

El batido es una buena presentación, refrescante y que podemos tomar a nuestro gusto, por ejemplo, de una fruta fresca con una base de bola de helado mantecado o artesanal.

El mantecado o helado de crema llevaría idealmente, leche y nata como base, pero cuando los mantecados, como los tipo barra para cortes de helado son industriales, quedamos expuestos a la ética del fabricante, que muchas veces añade ”shortenings” que son unas barras de grasa para industria alimentaria cuya composición se basa en grasas tanto vegetales como animales y no referencia claramente en qué proporción están saturadas o no, al igual si sus ácidos grasos son ”trans”, lo cual se debe tener en cuenta para controlar tasas de triglicéridos, colesterol y diabetes, por ejemplo. El precio y la etiqueta del producto nos pueden orientar generalmente, pero no siempre. Sorprende a veces ver helados de marcas con precios elevados cuyos fabricantes han incluido estas grasas en sus productos.
El helado artesanal en una buena opción cuando conocemos la heladería. Algunas heladerías supuestamente artesanas venden cubetas de helado que no fabrican ellos o no proceden de una manufactura artesana, sino industrial. ¿Considerarán que hacer un cucurucho es en si mismo el gesto artesano?

Valor nutricional

Para los helados de base láctea, la densidad de nutrientes respecto a la bollería y a la pastelería es más equilibrada. El aporte de calcio, proteínas, vitaminas, como la B2, pueden ayudar a cubrir un porcentaje de las necesidades calóricas diarias, en torno al 10-15%. Un aporte de 100g de helado de buena calidad cubre las necesidades de aminoácidos esenciales en un niño.

Cuando añadimos fruta, mejoramos el consumo de un grupo alimentario de consumo deficitario en la infancia. Las fresas, moras, frambuesas, higos, piña, o kiwi congelan muy bien y podemos usarlos como base para un batido con yogur o con helado artesanal más neutro, como nata o vainilla. Las congelamos limpias y a tacos y las usamos y mezclamos a voluntad. Para mezclarlo todo es suficiente una batidora. Si usamos de base hielo o yogur podemos edulcorar con miel, si los niños son mayores de tres años. Lo ideal es edulcorar con la propia fruta, por ejemplo unas pasas picadas.

BANANA SPLIT

-Un plátano
-Dos o tres bolas de helado artesano, por ejemplo, nata, vainilla y chocolate, o leche merengada y fresa al gusto de cada cual.
-Unas cuantas nueces, un chorrito de mermelada aligerada (la disolvemos con un poco de agua) de frambuesa o fresa, o del sabor que quieran. No es preciso añadir nata para decorar y supone una excelente merienda o almuerzo para un niño en verano.

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