¿Qué pasa con el supermercado? (parte 1)

¿Qué pasa con el supermercado? (parte 1)

El supermercado es un espacio habitual de nuestra sociedad moderna, estresada y supone, actualmente una necesidad.

¿Sí, verdad?

No siempre fue así.

La «distribución moderna de alimentos» se inició a mediados del siglo XX. Esta distribución, a nivel comercial, se ofrece en supermercados, hipermercados y autoservicios.

Van fagotizando a los pequeños comercios, mercados, a la tienda tradicional.

El supermercado ha modificado nuestra opción de compra: nos ofrece el cómo el qué vamos a consumir. Simplemente nos lo pone a la vista y nosotros, a sobra de estrés y falta de tiempo y con un presupuesto ajustado, nos lo llevamos a casa sin rechistar. Muchas veces, los carros de la compra van llenos de ultraprocesados.

A mí, me encantaría que se recuperen espacios de compra más saludables, como los mercados. Pero reconozco que mi horario es incompatible y como siempre por la tarde… pues eso. Al super me toca ir.

Me resulta hilarante cuando dicen: al mercado, como a las iglesias, sola van las abuelas y la gente mayor. Claro, el grueso de la población restante no es que esté tonto, es que está traspasado de obligaciones y falta de tiempo. Pero si se diesen acciones para mejorar la visibilidad de la calidad de sus productos, acompañado de un ajuste de horario para las necesidades de la sociedad actual, las cosas cambiarían. Iría la mayoría de la gente. La soberanía sobre la alimentación pasaría otra vez hacia el producto fresco, la comida real, desbancando a los «ocnis» del hiperespacio alimentario que pueblan las estanterías como una plaga de soldados de asalto del Imperio de Star Wars.

Carrito

Este imperio de «ocnis», se basa en la maximización de beneficios del productor industrial. Y no dudemos que hará lo que necesite para mejorar sus beneficios económicos: deslocalizarán productos y traerán  calidades más baratas, aunque vengan de la otra punta del planeta y se elaboren como sea. Se nota en el precio: no siempre.

¿Y nuestros agricultores qué? Pues soportaran mucha legislación europea, que les propone normas estrictas para alcanzar unos niveles de calidad adecuada y luego -lo peor- nadie se hace cargo de que en el estante de la frutería del super hay más cítricos que han cruzado mares; produciéndose en países que utilizan más de 3000 agroquímicos. Cuando a nuestro agricultor -acertadamente- se le reducen a 300, ¿qué ocurre? que los hacemos incompetentes: el precio final es mayor, la calidad también, pero no les compramos el producto…eso está muy mal. Las frutas no se quedan en los árboles, porque ellos sean vagos, o no sean de calidad. Es porque les aprietan tanto, que no pueden hacerse cargo de los costes de recogerla, porque tampoco la han podido vender. Por eso, es evidente que existe la fuerza de lo pequeño. E gesto de cada consumidor cuenta. Simplemente exige que tu super te surta de productos locales frescos. Y si no, no les compres. Así de fácil. ¿Para qué traer naranjas en un barco, en cámaras frigoríficas, si aquí las hay? no las compres. Acuérdate de nuestros agricultores. Compra local.

Cuatro de cada cinco compras de alimentos, se realizan en super-hiper-autoservicio.

En los últimos 15 años han desaparecido unas 10 explotaciones agrarias por día. Esto ¿sabes qué significa? pobreza. Que haya gente que puede ganarse la vida con dignidad, cultivando las tierras es salud para todos; y garantía de uso de unas normas de producción mejores que en países menos desarrollados. No te quepa duda.

mercado

Como la cosa se complica en el super, te acompañaré por los estantes, te comentaré productos y curiosidades que pueden serte útiles, para empezar a ser un consumidor menos pasivo y sí más proactivo con tu salud, con tu poder para unirte a la acción de otros muchos, tan pequeños como tú y yo, pero que sumados, somos una fuerza de decisión, porque PODEMOS ELEGIR. Y vamos a elegir, para que las generaciones siguientes, tengan verdaderas opciones de salud. Igual en un super que en el mercado. Se pueden transformar los super y se pueden abrir los mercados por la tarde. A por ello!

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